El Río Porma recoge sus aguas de la cordillera, especialmente de la zona conocida como Zampuerna (que etimológicamente significa Fuente del Porma), en el mismo corazón del Pinar de Lillo, (bosque singular de origen milenario) y se va complementando con las aportaciones de otros manantiales como los de los ríos Silvan y Celorno etc .
Antes de transitar por Boñar, camino del Duero, es detenido por la presa o embalse de Juan Benet (ilustre escritor e ingeniero que participó en su construcción), cuyo pantano, asemeja un precioso lago en el que se refleja la montaña, y a la vez, sepulta a varios pueblos que tuvieron que ser abandonados en los años sesenta del siglo XX: Vegamián, Lodares, Armada, Utrero, Capillo y Ferreras… junto a Camposolillo que solo fue anegado parcialmente.
El valle de Reyero con sus pueblos: Reyero, Pallide, Viego y Primajas, además de Orones (ahora perteneciente al municipio de Boñar) completan la nómina de poblaciones. Reyero es el lugar de nacimiento del filósofo y político Diego Abad de Santillán.
Boñar, “dónde más corre el agua” según una canción popular, es una villa de vocación comercial, capital simbólica de la comarca y lugar de paso, que tiene una estación de tren de vía estrecha, que enlaza León con Bilbao.
Allí estaban ubicadas las fábricas o molinos de talco, donde se preparaba el mineral obtenido en las minas de Puebla de Lillo.
Vestigios de su historia son El Puente Viejo y Las Caldas romanas, sin uso en la actualidad; o el antiguo Alfolí o almacén de sal.
También el “maragato de la torre de la iglesia”, figura de madera que simula tocar las campanas, así como el imponente Negrillón (ulmus minor), árbol datado del Siglo XVI, que sobrevivió al siglo XX, pero del que hoy solo queda el recuerdo, atacado por la grafosis, eran símbolos de la localidad.